LA MÚSICA FLAMENCA COMO TERAPIA SANADORA Y EL ORIGEN DE LA GUITARRA FLAMENCA, EN EL ÚLTIMO DÍA DE CONGRESO UNIVERSITARIO DE INVESTIGACIÓN SOBRE FLAMENCO, QUE SE CLAUSURA ESTA TARDE

Norberto Torres diserta sobre las diferencias entre guitarra clásica y flamenca; y Juan Vergillos establece una conexión del flamenco con lo emocional como forma de musicoterapia.

El toque flamenco ha protagonizado la primera ponencia de la última jornada del Congreso Universitario de Investigación sobre Flamenco, que se viene desarrollando desde el jueves en la Casa del Piñón de La Unión. El guitarrista investigador Norberto Torres, Doctor en Ciencias Sociales y Humanas, ha disertado sobre “La guitarra pre-flamenca y guitarra clásico-romántica en la primera mitad del siglo XIX: intercambios y préstamos”.

La guitarra flamenca aparece en la segunda mitad del siglo XIX, pero Torres ha querido documentar los antecedentes que existen desde el siglo XVI, deteniéndose finalmente en la primera mitad del siglo XIX. En su tesis ha analizado la tradición de guitarra rasgueada, cómo se mantuvo en España y en Andalucía particularmente, aportando además fuentes literarias y musicales para ello. También ha marcado las diferencias entre guitarra clásica y flamenca y su separación como disciplinas, pero ha establecido puntos de coincidencia, como el hecho de que un guitarrista culto del ámbito académico, Trinitario Huertas, mantuvo la tradición guitarrística rasgueada, pese a que se renegaba de ella históricamente.

La segunda de las conferencias de esta mañana de sábado la ha desarrollado el escritor, periodista y Premio Nacional de Flamencología en crítica flamenca, Juan Vergillos, que bajo el título “Cuatro emociones flamencas”, ha querido conectar el flamenco con lo emocional, aplicando su bagaje personal tanto en el flamenco como en la psicología, basándose en su formación en Terapia Gestalt.

Partiendo de la base de las cualidades curativas de la música, Vergillos sostiene que “el flamenco nos ayuda a conectar con las emociones más básicas del ser humano, que es lo que más se necesita hoy en día. La cultura se ha sofisticado hoy en día mucho y hemos perdido conexión con lo instintivo, y el flamenco por sus características musicales, mucho más primitivas, nos conecta con lo más primario del ser humano”. Vergillos sostiene que ”el flamenco es una forma de acceder a lo mejor de nosotros mismos, que lo tenemos olvidado, y eso lo diferencia con otras artes occidentales, además de que conecta con la civilización griega, que fue la primera establecer el vínculo entre la música y la parte más genuina del ser humano”.

Y para ello ha puesto como ejemplo cuatro estilos de flamenco como forma de acceder a cuatro emociones básicas: las alegrías, que genera alegría como emoción básica; la seguirilla, como manera de expresar en flamenco la agresividad o la ira; la melancolía, relacionado con la soleá; y el miedo con los cantes mineros. Como ejemplos, se ha podido ver y escuchar baile por alegrías, al maestro Agujetas cantar por seguirillas, a Fernanda de Utrera cantando una soleá y a Pencho Cros una minera.

Esta última jornada del IV Congreso Universitario de Investigación sobre flamenco se completará con la conferencia del cantaor, Lámpara Minera y director de la Cátedra de Flamencología de la Universidad de Córdoba, Luis Pérez Cardoso, “Luis de Córdoba”, que versará sobre “El Flamenco, un arte vivo”.

La clausura del congreso correrá a cargo del Alcalde de La Unión y Presidente Ejecutivo de la Fundación Cante de las Minas, Francisco Bernabé; el Secretario General de la Consejería de Universidades, Empresa e Investigación de la Región de Murcia, Antonio Navarro, y el Vicerrector de Desarrollo Estratégico y Formación de la Universidad de Murcia, Fernando Martín.

La jornada se cerrará con un Recital de cantes mineros a cargo de Encarnación Fernández (Lámpara Minera 1979 y 1980), acompañada a la guitarra por Antonio Muñoz (Bordón Minero 1983 y Guitarrista Oficial del Festival).

Por otra parte, la tarde de ayer contó con las conferencias del agitador cultural y experto en flamenco, José Manuel Gamboa, y el flamencólogo y director de Suma Flamenca de Madrid, Juan Verdú. En el primer caso, Gamboa hizo un repaso histórico por las antologías flamencas que se dieron desde los años 50, que han supuesto uno de los grandes medios a través del cual ha sido recopilada la música flamenca. En su ponencia fue desentrañando la intrahistoria de las antologías que ilustres como Valderrama, Pepe Marchena, Pepe de la Matrona o Sabicas grabaron en su época.

Por otra parte, la conferencia de Juan Verdú, titulada “El Renacimiento del Flamenco en Madrid: 1980-2000 y sigue”, no era otra cosa que una reivindicación de Madrid como casa del flamenco por excelencia, por donde “todos los buenos aficionados deben pasar, sin importar de donde vengan”. Verdú contaba a los presentes sus vivencias con Carmen Linares, Enrique Morente o los Habichuela, con quienes promovió gran cantidad de festivales por todo Madrid y ayudaron a expandir el flamenco en la que él mismo llama “la movida del flamenco”.

Historias de noches únicas con los más grandes artistas, en los rincones más característicos como “la cueva” en el bar Candela, los jardines de Cecilio Rodríguez en el Retiro madrileño o los conciertos flamencos de los lunes en la rockera “Sala Revolver”, entre chupas de cuero y crestas de colores. Para Verdú, “Madrid es ciudad de la cultura, universal y acogedora, es como cuando vengo a La Unión, cuando llegas, necesitas cinco minutos para sentirte como uno más”.

La agenda del día finalizaba con la actuación del guitarrista unionense Antonio Muñoz, presentando temas de su disco Azafrán, en el Salón de Actos de la Casa del Piñón.