LA POESÍA DE MARIA CEGARRA SALCEDO SIGUE VIVA EN EL RECUERDO

El pasado viernes 21, y con motivo de la celebración del Día Internacional de la Poesía, el Museo Ramón Gaya de Murcia organizó una jornada de lectura para conmemorar esa fecha, que este año ha tenido como protagonista a la escritora unionense María Cegarra Salcedo.

La jornada se inició con la lectura de un poema de nuestra escritora más universal por parte de la Concejal de Interior del Ayuntamiento, María Dolores Barrionuevo, a la que siguió la lectura de otros ciudadanos, anónimos y personalidades, que rindieron su homenaje a la autora unionense leyendo sus poemas durante todo el día.

A continuación, acompañamos una reseña de la vida y obra de esta unionense ilustre.

MARÍA CEGARRA SALCEDO

En La Unión, el 28 de Noviembre de 1899, nació María Cegarra Salcedo, la gran poeta de la Región, hija de Ginés Cegarra, comerciante, y de Filomena Salcedo.

Sus hermanos, Andrés (1894), Ginés y Pepita. Estudió María con las Hermanas Carmelitas de la Caridad en el Asilo de Huérfanas de Mineros y cursó estudios superiores de Perito de Minas. De hecho, fue la primera mujer perito químico de España (luego obtendría la licenciatura en Ciencias Químicas).

Aquí, en la ciudad minera, tuvo María una infancia y juventud señaladas por la crisis de la minería en la Sierra, así como por la enfermedad de su hermano, el escritor Andrés Cegarra Salcedo. Impedido por sus dolencias, María se convirtió durante años en su secretaria personal hasta su muerte, acaecida en 1928.

Durante algún tiempo, María mantuvo una estrecha amistad con el escritor Miguel Hernández. Según la crítica, muchos de los sonetos de “El rayo que no cesa” están dedicados a ella.

Volcada en favor de su pueblo, la actividad política de María consistió en su mandato como concejal del Ayuntamiento de La Unión. En 1980 fue otorgado el nombre de María Cegarra al Instituto de Enseñanza Secundaria de La Unión.

María Cegarra no fue autora prolífica: apenas cuatro libros de poemas sencillos, tremendamente humanos, llenos de emoción. A pesar de los años que los separan, constatamos la unidad temática y formal del conjunto de su obra y la concepción de su mundo poético como un todo armónico: “Cristales míos” (1935), “Desvarío y fórmulas” (1978), “Cada día conmigo” (1986) y “Poemas para un silencio” (póstumo, 1999).

En 1992, el Excmo. Ayuntamiento de La Unión acordó su nombramiento como Hija Predilecta del municipio. Su muerte, el 26 de Marzo de 1993, fue sentidísima en toda la Región. En los funerales, emocionantísimos y solemnes, se cantaron los versos del famoso soneto donde ella misma glosaba su muerte. En la Caja de Ahorros del Mediterráneo se le tributó un homenaje entre los días 18 y 22 de Octubre de 1993. Allí estuvieron poetas, filósofos, cantantes, profesores y críticos como Antonio Gala, José Agustín Goytisolo, Jaime Siles, Carlos Bousoño, Amancio Prada, Asensio Sáez, entre otros… En 1999 el Ayuntamiento de La Unión levantó un busto de la poeta en la Plaza del Liceo, frente al centro donde enseñó su hermano Andrés.

Poesía plena de verdad desnuda, falta de embellecimiento gratuito, llena de hondura, pureza de sentimiento y humildad. Una especie de Emily Dickinson a la española por su alejamiento de los circuitos literarios. Sin embargo, conviene situar su obra, salvada de todo localismo, en el ámbito de la gran poesía española contemporánea.